PARA PARTICIPAR:
Para participar hay que convertirse (si no lo han hecho) en SEGUIDOR de todos los Blogs participantes. El Seguidor que va a participar de manera más activa, ganará el libro electrónico gratuito de la novela "La Historia de una Cenicienta".
ENLACES BLOG:
- La estrella de mi camino
- Mi gran viaje literario
- La vida entre las páginas
- Cosmos Literario Juvenil
- Mundos Infinitos
- Escribiendo con Genesis Publishing
PARADAS:
* Primera parada - 2 de Diciembre 2014.
En el Blog "La estrella de mi camino".
(Extracto de un Capítulo.)
Los participantes compartirán sus impresiones, comentando por debajo de la entrada.
* Segunda parada - 4 de Diciembre 2014.
En el Blog "Mi gran viaje literario".
(Identikit de los personajes.)
Los participantes podrán presentar sus "caras", siguiendo las informaciones proporcionadas.
* Tercera parada - 5 de Diciembre 2014.
En el Blog "La Vida entre las páginas".
(Extracto de un Capítulo.)
Los participantes tendrán que combinar una banda sonora con lo que han leído en el texto, y señalar el enlace youtube del vídeo en los comentarios.
* Cuarta parada - 8 de Diciembre 2014.
En el Blog "Cosmos Literario Juvenil".
(Similitudes y diferencias con el cuento de hadas de los Hermanos Grimm.)
Los participantes pueden dar su opinión acerca de los cuentos de hadas y sus transposiciones literarias y cinematográficas.
* Quinta parada - 10 de Diciembre 2014.
En el blog "Mundos Infinitos".
(Entrevista con el autor de la novela.)
Los participantes podrán hacer preguntas adicionales en los comentarios; que tendrán sus respuestas en una entrevista después de la parada final del Blogtour, publicada en el Blog español de la Editorial: "ESCRIBIENDO con Génesis Publishing".
* Sexta parada - 11 de Diciembre 2014.
En el Blog organizador "ESCRIBIENDO con Génesis Publishing".
Aquí se le mostrará el ganador de Blogtour por sorteo a través de un sitio RANDOM, elegido entre los Seguidores más activos y que hayan aplicado correctamente todas las reglas.
¿CÓMO SE DECRETARÁ EL GANADOR?
Tendrá que aparecer sinceramente involucrado en la iniciativa y se tendrá que acumular más presencias en las paradas, esto será certificable por el contenido y el número de los comentarios. En caso de empate, será utilizado un sitio de extracción adicional RANDOM para la selección final del ganador. ¡El resultado se dará a conocer en todos los Blogs Participantes!
¿QUÉ TENÉIS QUE HACER EN MI ENTRADA?
Leer el extracto que aparece más abajo, y comentar en esta entrada vuestras impresiones de lo leído.
EXTRACTO
Capítulo
17
“Cuando Cenicienta conoció a su Príncipe Azul”
“Si estoy soñando no me despiertas. No aguantaría vivir la realidad
“Cuando Cenicienta conoció a su Príncipe Azul”
“Si estoy soñando no me despiertas. No aguantaría vivir la realidad
si
tú no estuvieras a mi lado”.
-Costanza-
Me
tomó la mano, balanceándola suavemente delante y atrás, como
solían hacer los niños, con la mirada de quien acababa de hacer una
broma, pero con los iris llenos de esperanza.
Me
acerqué a la ventana para poner un poco de distancia entre nosotros,
yo no podía pensar en su cara de ángel del pecado demasiado cerca
de la mía.
«Está
lloviendo a cántaros.»
Susurré refugiándome detrás de la cortina. «¿Por qué no te
quedas aquí? Quiero decir, pedir una pizza y ver una película en
frente del fuego. Lo tomamos con calma». Tartamudeé agitada.
«Lo
entiendo, duermo en el sofá, esta noche.» Contestó alegre.
Se
mee
escapó una sonrisa.
«Creo
que realmente así pasó, ¿sabes?» Habló saliendo de la nada
después de un momento de silencio.
«¿Qué?»,
Le pregunté con curiosidad.
«Entre
el Príncipe Azul y Cenicienta. Una vez que los reflectores se
apagaron volviendo a ser un hombre y una mujer que apenas se
conocían... Empezaron todo de nuevo» Entrecerré los ojos
asombrada, mientras que la luz – con una ligera subida de tensión
– volvió a iluminar el apartamento. En
Julian había mucho más de lo que se podía ver a primera vista,
facetas profundas y fascinantes que me moría de ganas de conocer.
«¿Qué
pizza quieres?» Le pregunté agarrando el teléfono, marcando el
número de una pizzería
para llevar,
no muy lejos.
«Capricciosa,
como una mujer hermosa.» Él respondió, acercándose peligrosamente
a mí otra vez, sino que se limitó a tomar mi mano.
«Yo
no soy caprichosa.»
«Yo
dije, “mujer hermosa”, nunca usaría un eufemismo tan reductivo
para ti. ¿No sabes los huracanes que provocas
dentro de mí. No, de hecho no
creo que tengas alguna idea.» Él sonrió con picardía.
En
respuesta, le solté una palmadita en el hombro, mientras que mis
mejillas se coloreaban de rojo. Se me había olvidado el efecto que
me hacían sus velados dobles sentidos.
«Van
a estar aquí, dentro de veinte minutos.» comuniqué,
colocando el teléfono y caminando frenéticamente a lo largo de la
alfombra, sólo para evitar la tentación de tocarlo. Sonrió y en
ese momento me pareció un joven Peter Pan.
«¿Desde
cuándo tienes miedo de quedarte a solas en la misma habitación
conmigo, Costanza De La Cruz?» Bromeó.
«No
te tengo miedo.» Espeté, herida en el orgullo. «Sólo que...»
«Sigues
preguntándote si el perfume es tan bueno como lo recuerdas, si la
piel bajo los dedos es realmente tan cálida y suave. Sigues pensando
en su voz reducida a un susurro que acaricia tu cuello. Esto es lo
que pasa por mi cabeza y creo que es
lo mismo para ti. Sería un hipócrita si te dijera que no estoy
pensando en cuanto querría hacer el amor contigo, pero decidimos
tomarlo con calma y tengo la intención de respetar esa promesa.» Él
me miró con esas joyas de esmeraldas, que eran sus ojos y la boca
curvada en una sonrisa. Me quedé encantada observándolo.
Mi
Apolo.
Se me acercó, apretándome contra su pecho y apoyando la barbilla
sobre mi cabeza mientras me acariciaba el cabello.
«¿Ves?
También conozco otras formas de amor.» Me relajé entre sus brazos
y cerré los ojos, suspirando. El tiempo pareció detenerse, pero
tuvieron que pasar varios minutos para que el momento mágico fuera
interrumpido por el timbre de la puerta.
El
recadero de la pizzería había llegado.
Thor
salió de su escondrijo detrás del sofá, mirando con un ojo quien
se había revelado en la puerta, olfateando el aire, tan pronto como
el olor fragante de las pizzas se propagó en la sala. Luego, el gran
alano se volvió hacia Julian, dándole un gruñido gutural. Me reí
cuando puse la comida en el mostrador de la cocina.
«Todavía
no le gustas.» Dije más tranquila.
«Creo
que tu padre ha
adiestrado a
Thor, de manera que ningún individuo del sexo masculino pueda
acercarse a ti y de eso le estoy agradecido.»
«¿Julian
Carignani, celoso?» Lo pinché, mordiendo la primera rebanada de mi
pizza margherita. «¡Pensé que eras
demasiado seguro de ti mismo para serlo!»
«Jamás
lo fui,
pero nunca tuve una novia estable hasta ahora...»
«Y
ahora... ¿La tienes?», le pregunté vacilante. Julian me miró
seriamente y por un momento temí que mi corazón se habría
detenido.
«Si
tú lo vas a querer...» Fue en ese momento que la puerta principal
se abrió de repente, revelando una Lea sin aliento que – dejando
caer una media docena de bolsas en el suelo – se entregó a un
suspiro de alivio.
«¡El
shopping
es
realmente el mejor tratamiento para cada mal, acompañé a
mamá al tren!»
dijo, notando solo entonces que tenía compañía.
«Julian...
Yo, lo siento, no sabía que habría tenido que dejar la casa
libre...»
«Lea,
no interrumpiste nada, ¡no te preocupes!» Le aseguré, tratando de
evitar la mirada de Julian.
«¡Ahora,
me refugio en mi habitación y no voy a volver a salir hasta que
vosotros no hayáis…
Terminado!» Se disculpó incómoda mi amiga, escapándose.
«Lea.»
Ambas nos volvimos en dirección de nuestro huésped, asombradas
«Sé
que estás mal por lo que pasó con Cristiano, pero él también está
sufriendo, créeme. No está listo para una relación, hay que
dejarle un poco de tiempo para sanar su corazón y olvidar las
heridas pasadas».
«Me
habría gustado que hubiera sido él quien
me dijera
estas cosas, en vez de dejarme ir sin decir una palabra.» Lea
replicó, con la voz quebrada.
«No
fue él quien
me pidió decírtelo, yo quise hacerlo porque me encantaría veros
felices... Cristiano decidió dejarte libre, porque nunca te pediría
de esperarlo.»
«Así
que las cosas no cambian, si realmente se hubiera preocupado por mí
– más allá del pacto autodestructivo y estúpido que cerremos –
él se habría comportado de una manera diferente.» Con eso corrió
a su habitación, cerrando la puerta detrás de ella y dejando las
bolsas que contenías sus compras antes del umbral. Tal vez ir de
compras no fuera tan terapéutico.
«Lo
siento, tenía las mejores intenciones.» Se disculpó Julian.
«Yo
sólo quería que las cosas entre ellos se repararan.» Le rocé la
mano, tratando de animarlo. Sólo Lea y Cristiano habrían podido
resolver sus problemas.
Pasamos
la noche en el sofá, en compañía de una comedia ligera que casi no
seguí. La presencia de Julian era una constante fuente de
distracción. Intencionalmente, mantuvimos una distancia de
seguridad, pero esto no hizo más que alimentar el deseo que tenía
de tocarlo.
«Tal
vez yo pudiera...» susurró Julian, levantando el brazo e
invitándome silenciosamente a apoyarme
en él. Dudé, luego mi corazón tuvo la mejor sobre mi mente y me
acurruqué contra su pecho.
Podía
sentir contra mi mejilla, el incesante golpear de su corazón y me di
cuenta que latía al unísono con el mío.
«Lady
De
La
Cruz,
querría pedirle humildemente el
permiso para
besarla,
ya
que
son
diez minutos
los
que estoy mirando
sus labios
y
parece
que me estoy volviendo loco.»
Me
apoyé sobre
un
codo,
mirándolo de
reojo,
divertida.
«Sir
Julian, deseo concederle ese permiso.» Su olor me envolvió, fresco
y familiar, mientras su cálido aliento rozaba mi piel. Unió
nuestros labios lentamente, controlándose como si yo hubiera sido de
cristal y él hubiera tenido miedo de quebrarme, aunque sólo se
hubiera atrevido demasiado. Con el beneficio de la retrospectiva,
descubrí que este era el beso que habría llenado mis sueños,
porque estaba libre de una urgencia dolorosa y penetrante... sólo
lleno de “nosotros”.
Aparecieron
en la televisión los créditos, nosotros seguimos observándonos
en silencio. Era tan difícil de creer que realmente estábamos
viviendo ese momento: todo parecía tan puro y recto, simplemente
perfecto. ¿Podía ser el verdadero amor de los cuentos de hadas? ¿Un
sentimiento despojado de pasadas mentiras y finalmente libre para ser
vivido plenamente?
Me
estiré, poniendo los brazos sobre sus hombros y, respirando en su
cuello, cerré mis ojos en un instante que habría querido que
durara para siempre. Me quedé dormida y recuperé el conocimiento de
lo que estaba a mi alrededor cuando, unos minutos más tarde, Julian
me recogió del sofá para llevarme a la cama. Hundí mi nariz en el
cuello de su camisa.
«¿Qué
estás haciendo?» Murmuré, descubriéndome ansiosa y emocionada al
mismo tiempo.
«Tengo
toda la intención de ponerte en
la cama y arremangarte las mantas, princesa.»
Pensé
de repente en las bragas
de mi abuela que
me había puesto esa mañana, no habría podido hacer peor elección.
Julian me puso sobre el colchón y luego se arrodilló a mi lado,
apoyó los codos en la orilla de la cama, mirándome con una ceja
levantada.
«¿Qué
quieres hacer?» Le pregunté tensa, mientras que una ola de calor me
envolvía.
«Es
mejor que no te diga lo que habría querido hacer en este momento. De
lo contrario, te diré lo que haré: te voy a dar un casto beso en
los labios, luego voy a custodiar tu mano en la mía hasta que te
quedes
dormida; Me voy a perder mirándote en silencio y luego recorreré el
pasillo en la dirección contraria hasta la sala de estar donde me
acostaré en el sofá, inquieto, tratando de no pensar en los pocos
pasos que nos separan».
Esa
fue una de las frases más hermosas que jamás me había dicho. Le
sonreí sin poder dejar de mirarlo.
-Julian-
Los
ojos de Costanza se iluminaron como si estuviera riendo con la
mirada, no sólo con sus labios hermosos. Me senté en el suelo,
esperando que se pusiera bajo las mantas. Su largo cabello castaño
cayó como un abanico sobre la almohada y no pude resistir la
tentación de envolver un mechón en
mi dedo.
Costy
me observaba apoyada en un lado, atrevida. Estiré la mano para
apagar la luz y luego volví a admirarla. Sus grandes ojos oscuros
parecían brillar en la oscuridad y me encontré pensando
que nunca había sentido un sentimiento tan profundo por
una mujer.
«Es
una lástima.» Ella susurró en voz baja, como un soplo.
«¿Qué
es una lástima?», Le pregunté, entrecerrando los ojos.
«Me
habría gustado dormir contigo.» Confesó dulce.
«Sabes
bien que si me deslizara bajo las mantas contigo, no nos limitaríamos
a dormir...», le contesté, aclarando mi voz.
Costanza
suspiró en señal de silencioso asentimiento. Puse mi cabeza contra
la pared y cerré los ojos, acunado sólo por la suave respiración
de la chica acostada entre las sábanas.
«¿Costy,
ya estás dormida?», le susurré a fin de que me habría escuchado
solo si hubiera estado despierta.
«No...»
«Mantente
libre para mañana, tengo la intención de hacerte conocer mi vida en
todos los detalles, empezando por el rugby y la
playstation, a través de la medicina y concluyendo con una persona
especial; la razón por la que me fui a Irlanda.» La oí dar vueltas
en la cama y sonríe en la oscuridad de su ansiedad. Me reí entre
dientes.
«No
se trata de una mujer, aunque me habría gustado presentarte a mi
madre, estoy seguro de que le gustarías también a ella... Es
Kameron, mi hermano adquirido.» Costanza buscó otra vez mi mano.
«Lo
siento, habría debido darme cuenta de que se trataba de un tema
delicado.» Murmuró dolida. Escucharla decir eso me convenció de
que estaba haciendo lo correcto. Ella
era la mujer adecuada.
«Habría
tenido que ser honesto contigo.»
«Buenas
noches, mi Apolo.» Bromeó, casi dormida.
«Buenas
noches, mi amor.»
2 comentarios:
Hola! Por lo que leí, hasta ahora, la historia me esta gustando. Le veo un "aire" a La Selección, asi que espero seguir leyendo.
¡Saludos!
Jajajaja me encanta mi apolo!! lo que e leido me a gustado te deja con ganas de saber que pasa entre estos dos asi que habra que seguir leyendo...muy chula!! un beso taty
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